Manolo es un adolescente que sueña con hacer películas algún día, sin mucha esperanza
de conseguirlo por ser peruano. Es 1968 y, junto con sus amigos Guille y Bobby
(melómano intransigente y prospecto de Casanova, respectivamente), pasa su último verano
antes de iniciar la universidad yendo a la playa, escuchando música rock y lamentándose de
no haber ido nunca a un concierto por vivir demasiado lejos de todo. Sin embargo, su rutina
cambia con la llegada de una joven de espíritu hippie al vecindario: Emma. Ahora, con la
intención de impresionarla, Manolo comenzará a tomar una serie de decisiones desafortunadas,
como robar el auto de su papá para ir al concierto de su banda favorita.
Gonzalo Benavente Secco (Lima, 1982)
Cineasta, teatrero, diseñador gráfico y periodista.
En teatro, escribió y dirigió las obras
“En el jardín” (CC El Olivar, 2010) y “Una noche con Groucho Marx” (CCPUCP, 2012).
Actualmente
es Productor en Plus TV, donde escribe, dirige y produce un programa de televisión enfocado
en la literatura universal, próximo a estrenarse.
Anteriormente fue Productor periodístico
y Guionista de los programas “Mesa de noche”, “Sonidos del mundo” y “Plus Café”. Cuenta con
dos bachilleratos por la Pontificia Universidad Católica del Perú (Comunicación audiovisual
y Periodismo), donde también fue Jefe de Práctica de diversos cursos. Por tres años fue
Director de Comunicación de la ONG Un Techo para mi País - Perú (TECHO), organización sin
fines de lucro que busca involucrar a los jóvenes de Latinoamérica en la lucha por erradicar
la pobreza extrema. “Rocanrol ‘68” es su ópera prima en el cine.
Argos Producciones Audiovisuales
Argos Producciones Audiovisuales presenta "Rocanrol 68", empresa productora
del reconocido cineasta Augusto Tamayo San Román. Argos tiene más de diez
años de experiencia en la realización de largometrajes, documentales, spots
publicitarios, entre otros formatos audiovisuales. Un equipo de los más
experimentados productores, directores y técnicos del medio trabajan bajo la
producción general de Augusto Tamayo San Román y la producción ejecutiva de
Nathalie Hendrickx.
Augusto Tamayo San Román es cineasta, investigador, escritor y docente
universitario. Estudio su post Grado en Cine en la National Film School of
London becado por el British Council. Es licenciado en Literatura por la
Pontificia Universidad Católica del Perú y magister en Dramaturgia
Cinematográfica por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos Ha dirigido
8 largometrajes y trabajado en otros 10 como productor, guionista, editor o
director de arte. Su trabajo incluye películas como "Cuentos Inmorales", "La
Fuga del Chacal", "El Bien Esquivo", "Una sombra al frente" y "La vigilia".
Además ha realizado innumerables series de televisión, telenovelas y más de
800 comerciales. Sus películas han recibido el Premio a Mejor Película
Peruana en el Festival de Cine de Lima y han representado al Perú en
distintos festivales alrededor del mundo como la representación por el Perú
a los Premios de la Academia-Oscar.
PREMIOS DE ROCANROL 68
Sin haber sido estrenada, la película ha recibido los siguientes reconocimientos:
Ganadora del concurso extraordinario de proyectos de largometraje - CONACINE (2011)
Mejor película peruana en Construcción en el Festival de Cine de Lima (2012)
Asimismo, estuvo entre las 5 películas mejor votadas por el público asistente al 17 Festival
de Cine de Lima (2013)
- GUIÓN, DIRECCIÓN, EDICIÓN, PRODUCCIÓN ASOCIADA
gonzalo benavente secco
- PRODUCCIÓN GENERAL
augusto tamayo san román
- PRODUCCIÓN GENERAL, PRODUCCIÓN EJECUTIVA
nathalie hendrickx pompilla
- JEFATURA DE PRODUCCIÓN
cecila bracco bruce
- PRODUCCIÓN DE RODAJE
maría esperanza barbosa
- DIRECCIÓN DE ARTE
grecia barbieri
- PRODUCCIÓN DE ARTE
mauricio rivera
- DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA
roberto maceda kohatsu
- DIRECCIÓN DE SONIDO
rosa maría oliart
- SONIDO DIRECTO
john figueroa
- MÚSICA ORIGINAL
paracutá
- CON MÚSICA DE
los saicos
los york’s
traffic sound
the (st. thomas) pepper smelter
black sugar 2013
- DISEÑO DE VESTUARIO
leslie hinojosa
- POST-PRODUCCIÓN
guarango cine y video
- ASISTENCIA DE DIRECCIÓN
ricardo reátegui
graciela yzaguirre
- ASISTENCIA DE EDICIÓN
eduardo “chino” pinto
DIRECCIÓN
Ésta área es responsable de contar la historia de la mejor manera posible, definiendo un
estilo audiovisual con los demás miembros del equipo y trabajando de cerca con los actores.
Se trabaja de cerca con todos las áreas para que el esfuerzo de cada una pueda orientarse en el mismo camino.
- Dirección: Gonzalo Benavente Secco
- Asistencia de dirección: Ricardo Reátegui, Graciela Yzaguirre
- Plan de rodaje: Graciela Yzaguirre
- Script: Melanie Montoya
FOTOGRAFÍA
El área de fotografía es la responsable de iluminar y registrar las imágenes de una
película. Su trabajo consistió en contar la historia con un look que permitiera
transportarnos a los años 60’s, combinando los días de sol en La Punta con noches e
interiores de todo tipo, como cines o conciertos. Para asegurar un trabajo eficiente,
se visitaron previamente todas las locaciones y se tomaron fotografías con dobles de
los actores, de manera que el día del rodaje pudiéramos saber qué planos se realizarían
y con qué lentes trabajaría la cámara. Un gran reto consistía en grabar las escenas de
manera pareja, luchando con los cambios que el sol podía tener a lo largo de cada día.
- Dirección de fotografía: Roberto Maceda Kohatsu
ARTE
El área de arte estaba encargada de que cada espacio que vemos en “Rocanrol ‘68” nos
transportara a los 60’s. Definir locaciones, diseñarlas y decorarlas con todo tipo de
elementos es parte del trabajo. Desde adornos y muebles hasta instrumentos musicales,
discos de vinilo por toneladas y automóviles son parte de los ingredientes. En una película
de época resulta vital cuidar hasta el último detalle para no romper la ilusión que el cine
nos permite generar. Asimismo, cada espacio debe corresponder al personaje que lo habita y
decirnos cosas sobre él, de manera que ayuden a completar la experiencia del espectador.
- Dirección de arte: Grecia Barbieri
- Producción de arte: Mauricio Rivera
VESTUARIO
El equipo de vestuario es responsable de vestir a cada uno de los personajes, definiendo
un estilo propio en cada uno de ellos. Además, deben tener un cronograma exhaustivo de cómo
deberá vestirse cada personaje de acuerdo al “día ficción” que toque grabar; es decir, de
acuerdo al momento en la historia que corresponda, independientemente del orden en la grabación.
Ropa, zapatos, accesorios de todo tipo, cada detalle puede ayudarnos a conocer más sobre los gustos
y la personalidad de quienes conforman la historia.
- Diseño de vestuario: Leslie Hinojosa
SONIDO
El área de sonido es la que debe velar por el adecuado registro de los diálogos de los
personajes y del sonido ambiental de los distintos espacios durante la grabación. Los
exteriores siempre son particularmente complicados porque se debe evitar ruidos externos
a lo que se ve en la película. Luego del rodaje, el trabajo sonoro consiste en crear
atmósferas a partir de los sonidos correspondientes a los elementos del encuadre.
Estos pueden corresponder a la realidad o ser totalmente creados en el estudio, con librerías
de sonido, micrófonos y computadoras. Con el sonido podemos terminar de imaginar cómo se siente
ir a la playa o asistir a un concierto de rock.
- Dirección de sonido y mezcla: Rosa María Oliart
- Sonido directo: John Figueroa
- Asistencia de sonido: Kevin
- 2da unidad de sonido: Willie Ilizarbe
EDICIÓN
Esta es el área encargada de contar la historia a partir de todo el material que se ha
producido durante el rodaje. Se organiza el material, se sincronizan imágenes con audio
y se aborda cada escena pensando en qué plano será más importante para cada momento de la acción.
Decidir qué se ve y qué no y hasta darle un nuevo orden o velocidad a ciertos momentos de la historia
es parte de este proceso. Posteriormente viene una etapa de post producción, donde se elaboran los
efectos visuales que sean necesarios y se corrige el color de cada plano de cada escena para terminar
de dar el look necesario a la película.
- Edición: Gonzalo Benavente Secco
- Asistencia de edición: Eduardo “Chino” Pinto
- Efectos visuales y post producción: Pedro Urbano, Eduardo “Chino” Pinto
- Corrección de color: Jorge Sabana
Libertad.(Del lat. libertas, -ātis).
1. f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar,
por lo que es responsable de sus actos.
En 1968, el Perú era todavía adolescente. Otro golpe militar acechaba a la vuelta de la esquina y no muchos
años después enfrentaríamos la debacle económica, dictaduras varias, más corrupción y una guerra interna cuyos
horrores nos persiguen hasta el día de hoy.
Sin embargo, recién es el verano del ‘68 por este hemisferio y los
jóvenes en Paris están a pocos meses de ponerse de pie de manera definitiva, mientras que Jimmy Hendrix
descarga la frustración de toda una generación, obligada a luchar en tierras extrañas, con mágicos rituales
incendiarios sobre el escenario. El mundo estaba a punto de transformarse, el hombre de llegar a la luna y el
rock en Latinoamérica se encontraba a la mitad de su primer grito de juventud.
En el Perú –concretamente en las
Grandes Unidades Escolares de de Lince y el Callao- bandas como Los Saicos o los Incas Modernos iniciaron lo que
actualmente llamamos la primera escena del rock en el Perú, quizás la más relevante de América Latina por aquellos
años y hoy una de las menos conocidas, incluso por los mismos peruanos. En los sesentas, Los Saicos y Los York’s
habían protagonizado sus propios shows televisivos, como los Monkeys en Estados Unidos, y eran miles los que asistían
a las matinales de los domingos para ver a sus bandas favoritas. Hoy ya no queda nada de eso.
Durante el gobierno del Gral. Velasco, el rock se tomó por un ritual alienante para los jóvenes, un “ritmo enfermedad”,
como se le llamó. Se prohibió a inicios de los 70’s y, con la toma de los medios de comunicación, desaparecieron también
las cintas que habían logrado registrar a esos muchachos que, influenciados por los Beatles o los Ventures, empuñaron
las primeras guitarras que desafiaron las limeñísimas convenciones de una época en la que todo era nuevo y, por lo tanto,
peligroso. El sexo empezaba a liberarse del eterno corsé y las sustancias alucinógenas se ponían a la orden del día.
En el ‘68, el Perú todavía no jugaba un Mundial de fútbol por méritos propios y los aires venturosos de la democracia
pronto se ahogarían con los vicios de siempre. Muchas cosas estaban por cambiar de manera vertiginosa y ahí estaba el
rock & roll como la banda sonora de una generación que soñó con volverse protagonista de su propia libertad.
En este sentido, y contra todo lo que sospeché desde un principio, ésta no es una película sobre la adolescencia
(o los ritos fundacionales de la amistad que uno lleva a la práctica durante esos años), sino sobre la libertad.
La primera –la adolescencia- es la forma, el medio a partir del cual trazamos la historia y realizamos un primer
boceto de los personajes; la segunda –la libertad-, constituye el fondo, lo que verdaderamente estamos contando y
lo que unos y otros se juegan a lo largo de cada una de las escenas que componen la narración.
Todos los personajes
de Rocanrol 68 luchan por ejercer su libertad de diversas y muy particulares maneras, tal y como ellos la entienden;
por eso pintan paredes, dudan de la autoridad paterna y escuchan música rock.
Manolo quiere tener la oportunidad de
decidir sobre su propia vida y Emma de ser, simplemente, ella misma, sin caretas ni miedos importados.
Guille, mediante
la música, y Bobby, en su muy peculiar estilo, intentan demostrar quiénes son y hacer lo que les gusta.
Bea repite
constantemente que ella representa “la promesa de un futuro con libertad” para las mujeres (que, en nuestro país, recién
ejercían el voto hacía menos de 15 años) y su mamá, Marisol, lucha por tener una voz en medio de la jungla familiar.
Los jóvenes de la película están buscando en todo momento su lugar en el mundo y todos, sin excepción, entablan luchas
por su propia libertad, entendida como un estado de bienestar en el que uno puede desarrollar las potencialidades que
cree tener, amar sin restricciones y, principalmente, izar banderas por las causas que a uno le vengan en gana. En sencillo,
ser nosotros mismos.
Hoy por hoy, todo ese rollo lo damos por sentado, pero hace medio siglo estábamos condenados a morir
según las reglas que nos tocaban por suerte al nacer. Las razas no se mezclaban y lo diferente estaba prohibido.
En los 60’s, los jóvenes se jugaron su derecho a ser dueños de su propio destino; sin embargo, con la muerte de Kennedy y
Martin Luther King Jr., el mundo entero dio un salto atrás en la convicción de que los derechos civiles y las libertades
individuales podían alcanzarse de manera natural, a través de una cultura de paz que aglutinara a todos los sectores de
la sociedad.
Hoy por hoy, el miedo sigue siendo la principal herramienta de quienes buscan mantener el status quo en
provecho de beneficios individuales o económicos, pero son muchos los que siguen luchando, de manera pacífica, porque
las diferencias y los derechos de las personas se respeten sin excepción, porque se nos permita ejercer nuestra propia
libertad, porque los sesentas no hayan pasado en vano y porque podamos, como sueña Manolo, hacer películas si nos da la
gana de hacerlas.
Rocanrol’68 existe por eso, por la necesidad ser libres y, de paso, recuperar una memoria que hoy por hoy solo existe en
los relatos de una música legendaria que alguna vez inundó el Perú. Si el cine peruano tiene un millón de deudas con
nuestro país, ésta es una de ellas, la de reivindicar a una generación que, de la mano del rock, soñó con cambiar el mundo
y a su modo lo hizo. Existe también por la necesidad de nosotros mismos de volver a esos años de adolescencia en los que
todo en la vida era una posibilidad fantástica. Qué mejor escenario para una película que uno en el que todo es posible,
seamos peruanos o no.